Mis pies dejan una estela de carbón por donde voy, el dolor del cambio me obliga a arrastrarlos, silicio de fuego y sangre.
El juicio se ha llevado a cabo. Concluyes con vehemencia doctrinal que todo acabo. La sal de mi mirada es suero que no sana, monocromático sonido que engaña a quien lo escucha.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario