Llegó a mis manos un ejemplar con un comentario que Jorge Luis Borges escribió en conjunto con un autor mexicano (discúlpenme mi memoria, pero tengo en mi mente a Scriven y Cronbach y Tyler). Su comentario era sobre un libro que trata de una máquina de pensar.
El artículo no lo tengo a la mano y lo olvidé; sin embargo, quisiera retomar la idea de la máquina de pensar como un pretexto para decir algo.
La existencia del libre albedrío es liberadora. El día en que escribí la entrada anterior tenía la mente llena de dudas, de sentimientos encontrados: un cúmulo de datos mezclados con emociones que eran difíciles de digerir. Es entonces que deseé una máquina con la capacidad de pensar por mí, de acomodar todas mis ideas de tal manera que me evitara la molestia de pasar por el tamiz de la razón cada comentario y cada sensación que tenía que acomodar en mente y corazón.
Martha Edna siempre me acusa de ser críptico y cerrado, de no externar mis emociones en el papel, y la verdad es que es así. Como dice Björk: "this time I'm gonna keep this to myself". Así que voy a obviar las descripciones de las sensaciones... esas son para el blog que tengo debajo de mi cama. Pero las ideas que intercambié me dan material para varias entradas más. Las ventajas de tener una vida.
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