El remolino se forma en el entrecejo, es un pequeño hoyo negro que todo lo que toca lo convierte en oscuridad, vacío, el toque del Dementor (hola Adriana). Y la tristeza se expande en el espacio todo, en los ríos que me riegan, en cada parte que me forma. El hoyo lo consume todo y a la vez crea vicio y dolor, rabia y desazón.
El punto ahora, es encontrar el mecanismo opuesto que requiere un simple objeto: voluntad.
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