Un lapso de silencio.

Puede que el nombre de Mariela Rubio Franco no les diga mucho, pero para los que la hemos conocido, sabemos que es una experiencia única el hecho de tenerla enfrente, hablar con ella.
Yo la conocí cuando cursaba el segundo semestre de la carrera de psicología en una universidad de aquí, de Ensenada. A mí me pareció una persona normal, una maestra que daba la materia de Psicológía General y que era buena dando su cátedra, pero hubo un momento en que nos contó su historia.
Ella había recibido la oportunidad de regresar a la Tierra después de un gran viaje al interior de su cuerpo, del vacío aparente. Superó el estado de coma en el que se había sumergido debido a una negligencia médica.
Toda su historia está escrita en su libro Un lapso de silencio; que consta de dos partes: De madre a hija y De hija a madre. Cada parte es un recuento de las vivencias que tuvieron estas dos personas durante el periodo de coma y rehabilitación de Mariela.
El relato de la madre de Mariela esta lleno de esperanza de ver a su hija nuevamente como la conocía, una mujer con un deseo grandísimo de vivir, independiente, plena; también contiene una buena dosis de tenacidad para lograr superar todos los obstáculos que el sistema de salubridad mexicano pone en el camino de la curación de todos los enfermos que caen en sus manos. Es el retrato de una luchadora que pelea por la vida de su hija.
En la segunda parte, Mariela escribe a su madre acerca de la lucha que significo despertar del estado de coma e integrarse poco a poco, paulatínamente. Después de varias terapias y operanciones, Mariela se convierte en lo que busca desde el momento en que despertó de su letargo: convertirse en la mujer que era antes de todas estas peripecias; y además obtiene un regalo más: el convertirse en alguien más humano, con la visión suficiente para disfrutar más la vida.
En el momento en que uno termina las páginas del libro, se da cuenta de que una fuerza superior a nosotros nos lleva de la mano, es esa mano que guío a Mariela de la oscuridad a la luz, es la fuerza que hace que esté yo aquí escribiendo estas líneas.